Una campanada... otra... y los alumnos continuaban alegremente un recreo mientras el reloj indicaba volver a las aulas.... ¡ Cosas de chicos! ¡Estaban divirtiéndose!
Ante el jolgorio, Natalia, la Seño del Grado de Nivelación, quien acerca de poner límites y reanudar los hábitos del día anterior sabe y.... ¡ mucho !, decidió acercarse al campanario y dar tantas campanadas que cualquiera hubiera dicho que era un acompañamiento musical de una nueva melodía.
Su modo sutil de insistir lo reforzaba con una sonrisa que, además, es mágica: ¡ jamás se le borra!
¡Bravo, Seño Natalia!
¡Contagie muchas, muchísimas sonrisas para que también en las aulas los chicos aprendan sonriendo!!!
Publicado por Maestra Bibliotecaria Lucía María Natalino
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