Mi hermana armó un robot y lo llamó Quitiquiti.
Un sábado se enfermó porque se cayó de la escalera. Como tenía una luz redondita en la cabeza, prendía y sonaba la alarma como la de la policía: ¡iu iu iu iu iu!
Camila buscó las herramientas de mi papá y lo desarmó.
Volvió a armar el robot. Le puso rueditas nuevas en las rodillas y le cambió los anteojos. Le sacó todos los clavos y los puso de vuelta.
El robot volvió a caminar, a lavar los platos, a limpiar la casa y nosotras nos fuimos a pasear.
Publicado por Maestra Bibliotecaria Lucía María Natalino.
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